viernes, 1 de diciembre de 2006

Energía Nuclear: Una opción para el futuro de Chile

Los adeptos a la idea la defienden diciendo que es
la fuente energética más barata, segura y limpia.
Sus detractores advierten de los posibles daños al medio ambiente y los peligros que un desastre de este tipo podría ocasionar a la población.

Según un estudio realizado por Hugo Rudnick, profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Católica, el mejor lugar para la instalación de una planta nuclear es Taltal, en la segunda región.


Tanto en sectores oficialistas como en oposición han pedido al gobierno que se manifieste sobre el tema, ya que la implementación de una planta en el país tardaría a lo menos 15 años, mismo plazo en que se pronostica una crisis energética en Chile.

En una definición simple, la energía nuclear aquella que está atrapada al interior de cada átomo de la materia. Este fácil concepto es la que ha traído la discusión, no solo en el campo de la ciencia, sino que también a nivel político, donde se ve la utilización de la energía nuclear como una opción cierta para enfrentar los problemas de de abastecimiento energético que Chile tendrá debido a la dependencia de la exportación de nuestros vecinos.

El Presidente de Argentina, Néstor Kirchner, anunció que a partir del próximo año se reducirá la cantidad de gas que vende a Chile. La razón que Argentina argumenta es la alta demanda interna, que representa el 50% de lo que exporta a Chile solo en Buenos Aires. Según Francisco Aguirre, socio de Electroconsultores “Argentina para el 2009 o 2010 ya no exportará gas a Chile”. Por otra parte la situación del gas exportado desde Bolivia no es suficiente para los requerimientos chilenos. Las producciones bolivianas se sitúan en los 35 millones de metros cúbicos diarios, los que se destinan en totalidad a Brasil, Argentina y la demanda interna. Debido a la nacionalización de hidrocarburos, la empresa privada no está dispuesta a levantar la producción gasífera, y el gobierno no tiene los recursos para hacerlo.

De esta forma los ojos se han volcado a otras fuentes energéticas como la hidroelectricidad, el carbón y el gas natural licuado (GNL). Sin embargo las proyecciones apuntan a que estas formas de energía pueden solventar el consumo actual, pero no la futura demanda. Según la consultora Synex la hidroelectricidad abastecerá el 50% de la demanda proyectada para el 2015, la mitad restante provendrá del carbón y del GNL, pero este abastecimiento no está asegurado ya que el carbón tiene problemas de emisiones y la hidroelectricidad depende mucho de las condiciones meteorológicas.

Con todo esto la energía nuclear se perfila como una opción posible para solucionar los problemas que Chile tendrá. Es cierto que solo mencionar la palabra nuclear despierta reacciones contrarias, pero esta posibilidad asegura al país una independencia energética que es necesaria para proyectar un desarrollo sostenido.

¿Cómo se produce la energía nuclear?

La obtención de energía nuclear se produce a través de los procesos de fusión y fisión. Las plantas nucleares utilizan el segundo proceso, que se basa en la separación de los átomos, en una reacción en cadena controlada. El proceso de fusión es todo lo contrario, ya que une los núcleos para construir uno más grande, y así obtener energía.

El uranio es el elemento más utilizado para generar la energía nuclear. Las plantas manejan grandes capacidades de este material y es aquí donde radica el problema, ya que en el proceso de fisión, el uranio emana grandes cantidades de radiación y esto provoca que se produzcan desechos tóxicos, nocivos para el medio ambiente y para la salud humana.

Posiciones encontradas

El debate de la energía nuclear tiene opiniones a favor y en contra. En la vereda de los que ven esta forma de energía como un proyecto posible se encuentran Claudio Helfman e Isidro Pereda, ingenieros de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Católica. Ambos ven la opción nuclear como la forma que tiene Chile para solucionar su problema energético. “En el 2020 Chile estará obligado a tener una planta nuclear. La demanda energética ira en aumento y los recursos hidroeléctricos ya están copados. Además el avance de la tecnología permitirá que la energía nuclear sea más barata, segura y fácil de manipular”. Los expertos agregan que se espera que la sociedad del 2020 esté más madura y vea el tema con otros ojos, así, la energía nuclear se entendería como una alternativa y no como una amenaza.

Los avances que ha presentado la energía nuclear se pueden resumir en una menor emisión de residuos contaminantes, es cada vez más barata, y los requerimientos técnicos son más efectivos y manipulables. En Chile se utiliza el argumento de que es un país sísmico por lo que una planta nuclear es un serio riesgo. Sin embargo la experiencia japonesa ha demostrado que se puede contar con la energía nuclear en un lugar donde los movimientos telúricos son abundantes y perceptibles que en otras zonas. Japón obtiene un 30% de su electricidad de la energía nuclear. Los nipones tienen 53 plantas repartidas por toda la isla.

Según un estudio realizado por el Ingeniero Eléctrico de la Universidad Católica Hugo Rudnick, el mejor lugar para la instalación de una planta nuclear es en la zona de Taltal en la segunda región, a 299 kilómetros de Antofagasta. Las principales razones para indicar este lugar como el mejor son tres. La primera de ellas apunta a que hay una baja densidad de población en la zona, que ayudaría a contemplar un menor riesgo en lo que a la población respecta. Por otra parte la zona posee una disponibilidad suficiente de agua para poder operar la planta. Finalmente Taltal es la zona donde se conectan el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) con el Sistema Interconectado Central (SIC), con esto, se podría abarcar desde Arica hasta Chiloé con el suministro que la energía nuclear otorgaría. El resto del país puede ser alimentado por las centrales hidroeléctricas ubicadas en Aysén que pueden abastecer la zona austral de Chile.

Las posiciones contrarias se encuentran en los grupos ecologistas, quienes se escudan en los peligros que la energía nuclear podría generar en materia medioambiental. Además, grupos como Greenpeace y Chile Sustentable se basan en el compromiso de campaña que la Presidenta Michelle Bachelet realizó en noviembre pasado declarando que en su gobierno la opción nuclear tenía la puerta cerrada.

Peligrosa, sucia e innecesaria son los apelativos que los detractores de la energía nuclear utilizan para desacreditar esta opción. Los ejemplos utilizados son los únicos dos accidentes que la historia ha presenciado, Three Mile Island (Estados Unidos) y Chernobyl (Ucrania). En este último país las consecuencias fueron fatales. Según Greenpeace la cantidad de radiación liberada en el ambiente es comparable a 200 veces las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Las versiones oficiales hablan de 50 muertos, 1800 casos de cáncer a la tiroides en niños y una ciudad completamente devastada.

En entrevista con la revista Ercilla, Lucio Cuenca, Coordinador Nacional del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Medioambientales (OLCA), sostuvo que Chile no es un país que tenga la energía nuclear como la mejor solución. “La alternativa energética nuclear es la más cara, contaminante y peligrosa que existe”. Agrega que “la energía nuclear está en decadencia en los países desarrollados y Chile debe buscar su en fuentes renovables”

Los argumentos medioambientales que presenta la energía nuclear radican en que para el funcionamiento de la planta se necesita enriquecer uranio. Luego de este proceso se producen desechos radiactivos nocivos para el ecosistema. Esta basura puede tardar cientos de años en reciclarse y aún no se ha encontrado una forma totalmente eficiente de manejar estos residuos sin que represente peligros.

En la política hay acuerdo

En materia política la discusión incluso parece estar terminada. Las posiciones principalmente oficialistas y de personajes de derecha como Iván Moreira, están de acuerdo con iniciar los estudios para conocer las bondades y desventajas de la opción nuclear. Incluso los jefes de partido de la Concertación han alentado a la Presidenta Bachelet a comenzar los estudios técnicos. Este proceso podría tardar por lo menos unos tres años, que sumado a los diez que tarda la construcción de la planta, da como fecha tentativa el 2018, donde se espera que la crisis energética nacional sea importante.

Los principales líderes de la Concertación, Sergio Bitar (PPD), Camilo Escalona (PS), Soledad Alvear (DC) y Juan Antonio Gómez (PRSD) pidieron que el gobierno se manifieste al respecto. Los políticos argumentan que si Chile quiere crecer al 7% debe incorporar por lo menos 500 MegaWatts (MW) por año. La suma habla de una producción de 5000 MW en la próxima década, cifra que en este momento el actual sistema no está en condiciones de asumir.

La Presidenta Bachelet firmó un convenio con Brasil para realizar una cooperación en el campo de la nucleoelectricidad La idea de los líderes concertacionistas no es que se levante una planta sí o sí. Postulan que se realicen las investigaciones necesarias para dejar el camino marcado a las futuras administraciones y así tener todas las cartas sobre la mesa. “Es necesario iniciar el estudio de la energía nuclear para decidir si se usa o no. Hacer un estudio no significa que una planta se va a construir, pero es importante contar con esos datos” declaró a La Tercera José Antonio Gómez, presidente de los radicales. Por otra parte el socialista Ricardo Núñez expresó que “es absurdo que en Chile no se plantee la posibilidad de iniciar los estudios científicos que contemple la construcción de la planta, la calidad de los terrenos y donde es factible levantarla”

La respuesta de La Moneda demoró pero llegó. La Presidenta Bachelet se manifestó sobre el tema diciendo que “nuestra estrategia energética sería incompleta si no diversificamos y debemos ser previsores para que en el futuro Chile no enfrente situaciones difíciles. Las decisiones fundamentales de mi gobierno ya están tomadas y los estudios que vamos a realizar son necesarios para que los futuros gobiernos tomen sus decisiones” De esta forma la Presidenta pudo salir de la presión política sin pasar a llevar el acuerdo que tenía con los sectores ecologistas, y así instaló inteligentemente el tema nuclear en la agenda del gobierno.

La situación de los vecinos

El alza del petróleo y los problemas con el gas han provocado una resurrección del uso de energía nuclear en Latinoamérica. Sin embargo Argentina, Brasil y México nos llevan la delantera en la materia, y no piensan en la construcción de su primera planta, sino en la ampliación de la capacidad nuclear y así comenzar una independencia energética.

Argentina posee dos plantas nucleares, Atucha I y Embalse, y está terminando una tercera, Atucha III en la región de Córdoba. A pesar de esto el gobierno de Néstor Kirchner ya anunció que se construirá una cuarta planta. La inversión inicial seria de US$ 3.5 mil millones, pero la inversión se extendería a 6 mil millones, ya que se busca alargar la vida útil de las dos primeras estaciones, reabrir la planta de enriquecimiento de uranio e impulsar la minería del mismo en el país. En Argentina la energía nuclear representa en la actualidad el 9% de la producción eléctrica, y la primera planta se instaló en 1974, aunque los estudios de este tipo datan de los años 40.

El otro vecino que nos lleva la delantera es Brasil. El 5% de la energía eléctrica brasileña proviene de las dos centrales que posee pero este año se realizó un importante avance en la materia, se inauguró las centrifugas de Resende en Río de Janeiro. Esta infraestructura permitirá a Brasil enriquecer uranio sin tener que enviarlo a Europa o Canadá como lo hacía hasta ahora. La ventaja se incrementa cuando se piensa que Brasil posee la sexta reserva mundial de uranio. Las políticas del gobierno del Presidente Luís Inacio da Silva apuntan a construir siete reactores en los próximos quince años. El primero de ellos estará listo en cinco años, se llamará Angra III y tendrá un costo de dos mil millones de dólares.

Finalmente se debe considerar las posiciones de México y Venezuela. Los aztecas ya poseen dos plantas nucleares que representan el 3% de la electricidad del país. En el caso venezolano aun no hay instalaciones nucleares pero la administración de Hugo Chávez ya inicio el proceso de importación tecnológica desde Irán y Argentina.

En materia nuclear Chile solo posee dos instalaciones. El reactor Lo Aguirre, ubicado en la salida poniente de Santiago a 28 kilómetros de la capital, y el reactor la Reina ubicado en la comuna de Las Condes. Ambas estaciones son dependientes de Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), y se han utilizado solo con fines de investigación científica. La producción de los reactores es de diez megavatios térmicos en Lo Aguirre y cinco en La Reina.

Chile parece haber dado el primer paso en considerar la energía nuclear como una alternativa real para el futuro. El consenso en materia política y empresarial sorprende, porque ambos sectores están conscientes de que el desarrollo del país está sustentado en la independencia energética, cualidad que Chile no posee. El consumo tanto en industrias como en los hogares tiene un crecimiento exponencial que debemos solventar en el mediano plazo, y para eso el país no se puede dar el lujo de perder tiempo y desechar opciones por ahorrar dinero o por considerarlas previamente dañinas.

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